Autorretrato Compartido Maquinal es una videoinstalación interactiva que permite a dos usuarios crear una imagen combinada de sus rostros mediante inteligencia artificial.
Esta instalación es un experimento artístico que evidencia un artefacto desde la idea de imaginación maquinal, que técnicamente funciona a través de dos cámaras digitales que capturan sus rostros por turno. Posteriormente, esas imágenes se procesan en Touchdesigner para ser introducidas en una red neuronal artificial (DainApp), la cual produce una serie de imágenes que se pueden interpretar como la interpolación entre las capturas originales. Además de mostrar este proceso en formato de video, la imagen intermedia del resultado se muestra como un retrato compartido maquinal.
¿Son capaces las máquinas de imaginar?
Si el pensamiento se produce mediante imágenes, se puede decir que el modo de ver y construirlas es un modo de pensar, a lo que Martin Jay, en su ensayo Regímenes escópicos de la modernidad, se refiere como mirada. Bajo esta lógica, haciendo referencia a la pregunta ¿pueden pensar las máquinas?, que Turing se hizo en 1950, sería interesante cuestionarnos ¿pueden mirar las máquinas? y así, plantear su mirada como un modo de pensar.
Si hablamos de ver y mirar, hay que tener en cuenta que la construcción de la imagen desde lo humano se procesa en dos categorías: imagen perceptiva (imagen sensible) e imagen creada.
En el caso de la video instalación Autorretrato Compartido Maquinal, se especula en torno a la posibilidad de una imaginación de la máquina, es decir, ¿existe un código que pueda crear una imagen no percibida? Partiendo de aquí, este experimento artístico pretende abordar, utilizando la misma lógica de Turing, las siguientes preguntas:
El objetivo es comprobar si la máquina es capaz de crear una imagen que pueda ser nombrada como su mirada o un modo de ver. Para ello, se recurre al retrato fotográfico y se utilizará con el fin de dirigir, de forma hipotética, la mirada de la máquina sobre el rostro humano.
El concepto computacional que se utiliza como una analogía al proceso de imaginación, y que se declara un acto creativo de la máquina, es el de espacio latente, el cual refiere a la representación matemática de un conjunto de datos complejos en una dimensión más baja y manejable, y permite que se cree la interpolación entre dos imágenes.
Esencialmente, se trata de un espacio abstracto en el que se pueden mapear los datos para facilitar su análisis y manipulación, lo cual se ha convertido en una herramienta popular en el ámbito artístico para la creación de obras de arte generativas, que presentan similitudes en estilo o tema con la imagen original. Por ejemplo, se puede usar el espacio latente para crear retratos realistas de personas que no existen o para generar imágenes abstractas que se asemejen a las pinturas de un artista en particular. Esto se logra al manipular los vectores en el espacio latente para producir diferentes resultados visuales.
De esta forma, podemos entender el acto creativo de la máquina como una forma de visibilizar las variantes infinitas ocultas en un conjunto de datos, como lo menciona la artista e investigadora Hito Steyerl: “El acto de mirar es sustituido por el cálculo de probabilidades. La visión pierde su importancia y es reemplazada por la depuración, la desencriptación y el reconocimiento de patrones” (Steyerl & Bruno, 2018:72). Mediante el espacio latente se puede construir una realidad imaginada en un sentido de continuidad permanente y perpetua, proponiéndole como análogo al campo intangible de la mente donde se conciben las imágenes no percibidas. En conclusión, si existe alguna forma o especie de imaginación maquinal, esta se edifica desde este lugar, es decir, es posible que la imaginación de la máquina se produzca en la relación no visible de un conjunto de datos.